“Si se quiere juzgar una obra de arte por el virtuosismo de la representación objetiva, o sea, por la vivacidad de la ilusión, y se cree descubrir el símbolo de la sensibilidad inspiradora en la propia representación objetiva, nunca se podrá llegar al placer de difundirse con el verdadero contenido de una obra de arte”
Kasimir Málevich.
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